viernes, 13 de agosto de 2010

el cristiano y las posesiones

“Ahora pues, llevad también a cabo el hecho, para que como fue pronto el ánimo de la voluntad, así también sea en cumplirlo de lo que tenéis. Porque si primero hay la voluntad pronta, será acepta por lo que tiene, no por lo que no tiene.
Porque no digo esto para que haya para otros desahogo, y para vosotros apretura; sino para que en este tiempo, por la equidad, vuestra abundancia supla la falta de los otros, para que también la abundancia de ellos otra vez supla vuestra falta, y haya igualdad; como está escrito:
El que recogió mucho, no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos.”
2 Corintios 8: 11-15



En el contexto de II Corintio 8, Pablo habla de una cierta ofrenda que la iglesia quiso rendirse a los hermanos y hermanas necesitados de otra provincia. Pablo aplaude su consentimiento para ser generoso, y también le hace recordar a llevar hasta el cumplimento y hacerlos su consentimiento una realidad. Es aquí donde Pablo, por el Espíritu, nos recuerda de algunos ejemplos de dar y la actitud hacia bienes materiales que los santos en el convenio viejo tenido. Pablo no establece aquí algún sistema de comunismo divino pero nos recuerda de una verdad divina: Que dentro del Pueblo de Dios que todos deben estar atentos a que todos tienen lo que es necesario para la vida antes que pensar en el juntar riquezas personales.

También, e igualmente importante, es el hecho de que Pablo coloca este argumento en la armazón de tiempo: “…en este tiempo su abundancia…otra vez [oportunidad] su abundancia suplica…” Esto indica que poseyendo simplemente cosas actualmente – fiándose de que serán necesarios "algún día" no es el espíritu de Cristo pero de temor. Bendición no es una atributo de posesión, pero de la práctica; bendición solo se encuentra en el acto de hacer algo (es un verbo!). Lo que uno hace (o no hace) con lo que uno tiene determina si es una bendición o una maldición. Yo no soy "bendecido" porque tengo muchas cosas, pero cuando yo uso activamente lo que tengo en beneficio de otros, yo soy "bendecido". Si en nuestras circunstancias presentes disfrutamos de acceso a bienes materiales que bueno: pero es para el propósito de disfrutar y beneficiar la comunidad cristiana. Si estas cosa no son cumplidos, mis posesiones dejan de ser ningún bendición, mas bien un peso y el signo de la deslealtad a la fe:

“A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su
esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras,
generosos y prontos a compartir, acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida”
I Timoteo 6: 17 - 19

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