miércoles, 30 de enero de 2008

COMUNIDAD CRISTIANA I

La comunión cristiana no es un ideal que debemos alcanzar; más bien es una realidad creada por Dios en Cristo (Ef. 2:13-15). Por medio de El podemos participar en la comunión con Dios y unos con otros (I Juan 1: 5-7).
Porque la comunidad cristiana es fundada únicamente en Jesucristo, su naturaleza es espiritual y no terrenal. En esto la Comunidad Cristiana difiere absolutamente de todas las otras comunidades. La comunión espiritual es creada sólo por el Espíritu Santo, que pone a Jesucristo en los corazones como Señor y Salvador (Efesios 4: 3-7).
La comunión terrenal tiene como fuente los impulsos y necesidades naturales, y esta controlada por los poderes y capacidades del espíritu humano.

La base de toda comunión real y espiritual entre los seres humanos es la Palabra de Dios manifestada en Jesucristo (Juan 1: 1,4,9). La base de toda comunión humana está en los deseos ocultos y trastornados del corazón humano (Jeremías 17:9,10; Juan 3: 19; Romanos 3: 10-12; Efesios 2:3). La base de la comunidad cristiana es la verdad; la base de la comunidad humana es la acción y el impulso humano, el deseo de poder, a veces vestido de una piedad ferviente y religiosa, un “celo de Dios, mas no conforme á ciencia” sino conforme a la ignorancia (Romanos 10:2,3).
La esencia de la comunidad del Espíritu es luz, por que "Dios es luz y en El no hay oscuridad" (I Juan 1: 5) y "si andamos en la luz, como El está en la luz, nosotros tenemos la confraternidad uno con otro" (1:7). La comunidad del Espíritu es la confraternidad de los que son llamados por Cristo; en ella arde el amor del servicio fraternal (Galatas 5:14; I Pedro 1: 22).
En la comunidad humana mora el impulso de saciar la necesidad del alma por otros medios que no son de Cristo; no amando unos a otros sino sujetando al hermano humilde para lograr fines humanos.

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