martes, 4 de mayo de 2010

El Fondo De La Koinonia

Uno de las descripciones más hermosas e inspiradoras de lo que es la comunión de la familia cristiana se puede encontrar en Hechos 2: 42 – 47:

"Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración. Sobrevino temor a toda persona; y muchos prodigios y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.”


Estos versículos frecuentemente son tenidos en alto estima como el ejemplo de la práctica cristiana – algo para modelar y un ideal para lograr. Otros ven esto como simplemente el nacimiento de la iglesia, una cuenta de las etapas tempranas de la eclesiología (el significado de la iglesia) que naturalmente, con el paso de tiempo, son reemplazadas por formas más estructuradas de la política de la iglesia y arreglos organizativos. Estos progresivos dirían algo conforme a: "Estos versos nos muestran la iglesia en su infancia, y los aparentemente disonante modelos modernos no son los productos de una falte de respaldo bíblico, pero simplemente han cambiado según los tiempos – y además el asunto de eclesiología es un tema que para Jesús (y aunque sea así para los teólogos, no es correcto decir esto en cuanto a Jesús!) no es tan importante (en comparación con cosas como la Trinidad, los medios de gracia, y de la orden de salvación)."

Esto es debido en gran parte a los últimos dos mil años (por ahí) de ver la eclesiología (el significado de la iglesia) como un apéndice a la teología y no tan importante en comparación con, por ejemplo, las doctrinas como “la humanidad y la divinidad de Jesús, los atributos de Dios, la justificación por fe e/o obras, etc.” Esta vista marginada de la importancia de la naturaleza y la estructura de la iglesia no ha tenido tan desapasionado efecto en la iglesia como muchos hoy asumen (y por esto seguimos repitiendo las mismas errores en nuestros tratos con la iglesia); mas bien han dejado la iglesia abierto a toda clase de influencia cultural cuales han quitado de ella su poder y la ha dejado incapaz de pensar bíblicamente acerca de sus propósitos eternos, y mucho menos de producir una experiencia semejante a eso de Hechos 2.

Mas los hinchas de un Cristianismo basado en esta experiencia de Hechos 2 responderían: “¡Amén! Y que retomamos esta visión y practica tan rica y hermosa que nos ha sido robado por los profesionales y religiosos!” ¡'Permítanos ser libres de estas estructuras y jerárquicas y las doctrinas de hombres que han convertido la iglesia en más una institución y un negocio religioso que un Cuerpo sometido al Mesías Vivo! ¡Permítanos hacer Hechos 2!' Y está aquí mismo, en la idea que para producir resultados semejantes a Hechos 2 debemos hacer las cosas descritas allí; cosas como tener todas las cosas comunes, compartir el pan cada día, vivir una realidad de amor al prójimo, etc. Pero es justamente aquí donde muchos de nosotros llegamos a ser desilusionados, desanimados, o peor - categóricamente amargados; acabando en peor estado de cuando comenzamos este viaje hacia la koinonia.

¡Pero no hay porque rendir! – solamente cambiamos la perspectiva; alzando los ojos poco mas allá que este contexto pequeño. Tenemos que hacer primero la pregunta, ¿"Que sucedió para causar estas personas – la mayoría quienes eran desconocidos los unos a los otros - reaccionar de esta manera"? ¿"Vinieron ellos a Jerusalén, al tiempo de la fiesta judía de shavuot, esperando que esto iba suceder, o intervino algo más, un acontecimiento divino, en el medio de su ritual"? Estos fueron judíos, judíos devotos (Hechos 2,5), que se conformaban con fidelidad a las leyes festivales de Yahvé. Todas las cosas extrañas que ocurrían, y los signos y las maravillas realizados por los apóstoles, fueron interpretados por la predica de Pedro:
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"Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo" (Hechos 2,21, citando Joel 2,32, donde el Señor es Yahvé),
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y específicamente su resumen de estos acontecimientos con la declaración:

"Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo. " (Hechos 2,36).
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¡Creyeron que Yahvé estaba en medio suyo, que la nueva era de Isaías 11 – en algunas maneras extrañas e inesperadas y sin una comprensión plena - había venido; ¿y que importancia tiene propiedades cuando la nueva creación ha amanecido?; la creación entera está a punto de experimentar la gran redistribución de la tierra; el manso está en el umbral de heredar la tierra! No es, por supuesto, el socialismo divino, pero si un reconocimiento, si el reino ha venido, entonces éstos son mis hermanos, y mis esperanzas en significado cultural y personal se secan a nada mientras la tierra entera empieza a ser llenada del conocimiento de Yahvé en los santos (Isaías 11,9, ¡pero lee el contexto entero; es tan rico!). Fueron agobiados con asombro, y mientras esperaban que el cordero iba convivir con el león (Isaías 11,6), había bocas que alimentar, personas (mejor dicho, hermanos) para albergar, y necesidades que cubrir.
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Había, probablemente, la esperanza entre muchos asistiendo la fiesta que el nube de la Presencia iba descender en el Templo en cualquier momento (así como se hizo en los días de Salomón; I Reyes 8,10). Las implicaciones de lo que acaba de suceder iba necesitar tiempo de trabajar su significado, pero lo que quedo claro es que el reino de David había sido restaurado (Samuel II 7) y la edad de la restitución de la tierra había empezado con el dar del Espíritu a la Asamblea del Mesías (Joel 2). El Nuevo Convenio con Israel había sido ratificado (Jeremías 31) y la antigua promesa de Abraham se hizo realidad en el presente (Génesis 12). ¡La Pascua había llevado el Nuevo Éxodo a su determinado cumplimento en Pentecostés (Lucas 22)! ¡Imagínese las conversaciones! -

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente! Nunca he leido un ensenanza tan buena!

Anónimo dijo...

Muy Excelente! Excelentisimo!